Uno
de mis grandes defectos es hacer las cosas porque alguien más confió
en mí, antes que yo… lo sé, suena horrible... fue como me animé
hacerla; me gusta mucho, tiene mi sello. Es una bonita mochila
cuadrada con flores y detalles azules, una pequeña bolsita al frente
en la parte inferior derecha.
Quedé
de salir con Ruth, y estábamos ahí, de vuelta a la tetería, tuvo
que terminar en chelas (es casi un hecho juntas) llegué tarde al
lugar acordado, por suerte nos encontramos-no tenía celular-, puedo
decir que ésta vez fue distinto, empezamos con platicas simplonas,
rutinarias, y… me vi por unos instantes en ella, la forma en que lo
interpreto: ella es mi amiga y nos sabemos. Nos damos a la tarea de
construir en el aire, planes inacabados que van afinándose con el
tiempo y resultan reconfortantes. Por primera vez lo dijimos en voz
alta, lejos de criticarnos sólo nos dedicamos a escucharnos, externó
algunos sentires y emociones, es lo que más valoré de la tarde, por
primera vez pude entrar a ese mundo íntimo de ella, porque lo quiso
así. Llegó Juan por ella y me acompañaron al tren, recuerdo que en
una de esas rachas de humor negro, comencé a reírme de él, me
disculpé con un -perdona mi humor negro- a lo que Ruth respondió -
eso no es humor negro, eso es ser culera-. Lo amenizamos con una risa
larga y seguimos caminado, quedamos en volver a salir dentro de
"poco" y me despedí sin voltear.
Era
tarde, el profe no me confirmaba nada, y yo estaba haciéndolo todo,
menos empacar. Sonó mi celular, era la llamada esperada para irme en
unas horas; sin pensarlo dos veces, busqué mi mochila, sí la bonita
de flores, y le metí casi todo lo que pensaba llevarme, me senté
encima para poder cerrarla y justo a la mitad... el cierre desvió su
rumbo unos milímetros... y ¡pas! (segundos después tenía una de
las partes del cierre en mi mano), era tan irreal que no podía
aceptarlo.
Abel,
uno de los chavos que iba a ir, ofreció prestarme su mochila, no
podía, no quería, después de reflexionarlo, llegué a entender que
necesitaba respuestas no necedades y encontré una pequeña maleta
sustituta.
Mi
madre me acompañó donde quede de verme con los demás, y nos
dirigimos a esa dichosa asamblea por los derechos indígenas […]
Es de
los viajes donde más he aprendido, no sé escribirlo porque ni
siquiera lo he asimilado, lo platiqué con dos personas y siento que
mis palabras no alcanzan a expresarlo, me siento incapaz de definir
mi postura política, con esto quiero decir que no estoy de acuerdo
con muchas de les cosas que se trataron ahí, otras me impactaron y
no dejan de hacerlo, dan vueltas en mi cabeza, me hacen cuestionarme
sobre lo que quiero y hago.
Pd.
Gracias a ustedes dos, hicieron mi fin de semana, son grandes, espero
volver a verlos.
"y
si es miedo el que tienes… ¿por qué debes salir corriendo?"
[…]
ojalá pronto pueda escribir un poco más sobre esta experiencia.