junio 13, 2014

Catarsis

Mayo, 2014

Mi Alamcillo

[Cuánto por decir, cuánto por no decir].
Le he dado tantas vueltas –en serio, demasiadas- y no logro convencerme. Es que, ya lo he dicho mucho pero, te quiero. Y me siento una estúpida por ello. No es reproche ni especie de “culpabilización”; pero, ¿Esto es en serio? (Nótese mis “peros” que restan credibilidad y consistencia al argumento). De encontrarme en el peor escenario -imaginado por mí-, pues tendré que precisarlo, nombrarlo, escribirlo. Por salud mental. Creo.

Pues esto tiene que ver con una serie de procesos, que me gustarían traer.

1.      Alam
Como ya lo he dicho, me gusta tu persona. Hay cosas tan bonitas que definen “al Guiri”, que me hacen respetarte y algunas veces admirarte. Por ejemplo, tus cuestionamientos hacia “la modernidaa’” sobre todo al modelo de las ciudades, y prestar atención “al campo” (“modelo primigenio de comunidad, pero tampoco en su forma más romántica y sobrevalorada”). La naturalidad para desenvolverte como crees que eres tú, como deseas ser; me gusta que defiendas lo que te gusta y disgusta, que admitas aprender cosas nuevas sin desechar completamente lo anterior. Disfrute mucho ver tus modos de vida en Sevilla, tu literatura en el librero, el modo de acomodar el ropero, tu cilantro, la alacena y la despensa, tu piedrita grabada en el buró […] y me dio gusto que al final lograste adaptarte por allá. Me gusta cuando me cuentas historias mitológicas, cuando haces cosas fuera “de lo común”, como ese paisaje sonoro en whatssap o tus videítos bobos de youtube. También me gusta la manera de relacionarte con tus seres queridos, tu abuela, “el Omar”, “la Mitzi”, tus padres, “el Leonelcillo”. Me gusta el trato que tienes hacia los demás, con seriedad y respeto. También he disfrutado mucho y creo que es de las cosas que me parecen más valiosas, compartir lo más cotidiano y “llano” del día a día, comer panes, platicar, beber alcoholes, caminar juntos, pedalear, correr, cantar, llorar, reflexionar, reír, probar cosas nuevas, tocarnos, cuestionarnos, leernos, cocinar, coger, ir al cine, que me leas en voz alta, besarnos, abrazarnos, viajar/pasear […].

2.      Xitlalli
Definitivamente –y aunque sea difícil que mi ego lo acepte- soy otra persona “a partir de ti”. Descubrí a Xitlallitzin ante a situaciones nuevas; es interesante -por lo menos me asombro a mi misma-, la forma en la que he ido desenvolviéndome frete a ti/contigo. Primero los aspectos positivos, ja. Pues apostar mis fichas, y entregarlas a la ruleta rusa, en todos sentidos, ir madurando respecto a mi formación académica, mostrarme en una relación desde una faceta más natural y real a como antes lo había hecho; que me conocieras en contextos (personas, lugares, situaciones) muy míos. Wow, qué difícil escribir para alguien más lo que uno piensa de uno mismo, y es que inevitablemente llego -a lo que por lo menos hasta ahora- no podría significar como positivo, y son esa serie de cosas que “ya sabemos”. Mis inseguridades, sentirme fea, gorda y tonta; invadirme por una tristeza del tamaño del mundo, victimizarme, perderme, dejar de ocuparme en mi, fincar mis prioridades desde tu persona, que mis estados de ánimo se apoyen en lo que yo creo de ti -y no en cualquier versión, sino en la más gore-. Sobredimensionar detalles y construir interpretaciones muy surreales -negativas-.

[Paréntesis]
Es muy difícil, este ejercicio, sobretodo cuando creo que ya no sirve para nada. Me siento muy mal, porque a veces pienso que estoy dando mis últimas patadas de ahogado, y después imagino dos posibilidades: 1.Dejarme hundir y esperar a que las cosas fluyan como quiera que sea; o 2. Usar éstas últimas fuerzas y encaminar la situación hacia algo no tan fatal. (Cuánto drama; es que, siento que “hoy todo me pasa”).

2.1  Xitlalli (parte dos)
Me enoja, a veces creo que me resto dignidad a mi misma. Tanta importancia que le doy a esto, “tanto buscarte”,  tantas vueltas, tanta energía. Qué estupidez, “tantas cosas importantes que tengo que hacer” y yo con estas mamadas. Y vuelvo a tu argumento: Xitlalli, lo tienes todo. Qué absurdo, usar tus palabras de aliento para ejemplificar “el deber ser”… y qué ironía pensar en que esta frase no se convirtiera en: “Xitlalli lo tenemos todo” [...].

En realidad sí me creo afortunada, tanta cosa que he vivido, personas (que están y las que estuvieron; las que van a estar). Estudiar lo que una vez elegí, dejarme sorprender por la antropología y pasar por los continuos procesos de encantamiento-desencantamiento; caminar a mi paso, relacionarme con personas tan valiosas y sentir su cariño. No lo sé, a veces me dejo engañar por lo absurdamente sencillo, pero muchas veces también obvio lo sumamente complejo.

Volviendo un poco, me gusta prepararme para ser fuerte, aprender a decir las cosas en voz alta, sorprenderme por formas de pájaros y de flores. Sentirme satisfecha por lo que tengo y por lo que no, entender cuáles son las cosas que quiero, dejar a un lado lo racional y sólo sentir. Me gusta superar retos y que lleguen nuevos. Y empezar a cuestionar lo que ya tenía como único y definitivo, desapegarme de fantasmas viejos y que éstos lleguen con otros nuevos [...].

[Paréntesis dos]
No me gusta saber que escribo para ti, porque me veo en la necesidad de maquillar mis palabras. Y pasan muchas cosas por mi mente que me dan “pena”.

3.      Nosotros
[Uy, qué complicado, tal vez está de más aclarar que esta sólo es mi versión]. Sobre el cómo empezó, tsss en serio fue algo que no me esperaba, jamás lo hubiera creído… Y estábamos ahí, caminando sobre federalismo en dirección a “la Pulkata”, y me dejé encantar por tu “naturalidad” para hablar, para conducirte, incluso ya en los primeros días, para tocarme. Y sólo fluyó, innecesarios eran los “esfuerzos artificiales”, todo era a base de “intuición y creatividad”. Me dejé sorprender por ti, y me encantó/me encantaste. Después, había que festejar tu cumpleaños; yo ni siquiera sabía que era ese día, tus primeros 21 años –qué vieja me hacía sentir ello, siempre pensé que eras más grande-. Y desde ahí, un hecho tras otro; una historia tras otra. 

La Fuente/Comala/Cajititlán/parque metropolitano/agua azul- bar Martín/festival hare krishna/San Juan de Dios/ teatro del IMSS/cine/cineforo/”hoteles varios”/casa de Mitzi/mi casa/tu casa/casa de Omar/casa de tu abuela/Zapopan- pulque/festival japonés en la escuela de María/Mezcala/panaderías varias/Amatlán de las Cañas/España/Tlaquepaque/San Miguel Cuyutlán/paletas de tamarindo/lonches parque Morelos/tortas ahogadas cerca de medrano/picones de San Juan de Dios/colados del centro/guanábana/¡churros de mi casa!... y de tu casa también pues…/mi pastel de cumpleaños de zanahoria/Lonches Amparito/Catedral (museo de arte sacro)[…].

[Paréntesis tres]
Qué “cagado”/miserable, disque iba a ser un recuento sistemático de “nuestras historias”, y ya viéndolas fríamente, uyy pero cuáaaantas. Ja, chale.

4.     
Sí, llegó la hora de los reclamos en voz alta. Y empezamos con el estúpido trámite para el intercambio. Fue decisión tuya no darle importancia, porque era algo tan incierto que no valía la pena considerar. Involucrarme en ese proceso: decir unas cosas/ callar otras; hasta que la noticia apareció: ya estabas aceptado en Sevilla, pero como todavía no había certeza, había que esperar a que se concretaran más cosas. Después tu hartazgo hacia los trámites, la presión que suponía separarte de tus seres queridos –tanto la que asumiste, como la que te otorgamos-, tus inseguridades/¿ó seguridades? que se tradujeron en tu mamada más grande: “distancia sentimental”. La forma en la que creíste resolver las cosas, “dándome” tiempo [no sé cómo el deseo de estar conmigo se transformó en una especie de condescendencia obligatoria], huir con el Omar, ausentarte de tu casa. Después, todo iba concretándose, la beca de allá, la de aquí, el vuelo… menos el cómo lo íbamos a manejar. Menos el qué significaba en términos concretos para ambos no estar juntos… “Xitlalli, claro vamos estar lejos pero el contacto sigue, tampoco me voy para siempre” [...].

[Paréntesis cuatro]
No hay paréntesis cuatro.

5.      Yo
Cómo dejé pasar tantas cosas, cómo me convertí en eso que me encabrona más: asumir el papel de la pasiva/sumisa. Me he odiado por eso, toda mi lucha se vio condenada al estancamiento;  mi lucha de decir con signos de exclamación: Sí, soy mujer y me encanta. Soy mujer y precisamente mi hacer es político (en el sentido más existencial). Es completamente una contradicción, es absurdo pensar que ese día en el que decidí ignorar los planteamientos machistas de mi padre y empezar mi camino direccioné todos los esfuerzos al mismo punto de partida. Qué asco. Tal vez sólo es comodidad, tal vez sólo es más de mi paranoia, y en absoluto tiene que ver con cuestiones de género.
Y sí, también sé que lo del trámite, en realidad sólo fue cuestión de paciencia, porque parecía sensata la propuesta de obviarlo; no podíamos estar condenados a algo que ni siquiera existía.

[Paréntesis cinco]
Quisiera gritar y llorar, y aventarme por una ventana. Es una emoción que me “consume”. Lo bueno es que a ti “te vale verga” porque “así eres tú”.
¿Exceso de paranoia o exceso de sensatez?

6.      El después
Sobre mis expectativas, quiero decir que han ido “transformándose”. Pero en cualquier caso, creo que estará bien hablarlo. Evitando mamadas, dramas, ambigüedades [en medida de las posibilidades, sobre todo de mis posibilidades, ja]. Yo no sé si después todo esto queramos: ¿“construir”? Lo que sí sé, es que “por lo que sea”, me he “intenseado” últimamente. Sólo basta decir, que mi situación es sencilla, claro que estoy enamorada de ti, claro que guardo muchas sensaciones positivas hacia tu persona, claro que no me interesa salir con nadie más, claro que estoy dispuesta a no apresurarme y tomar una decisión “fácil”, y de igual forma estoy dispuesta a trabajar cosas, claro que entiendo que Alam no se reduce a sexo, compañía, condescendencia, o destrucción y, precisamente por todos los aspectos positivos, como la idea de comunidad, respeto, solidaridad, cariño y amor, sigo manteniéndome en lo que asumí antes de regresarme de España: esperar a que llegues acá “y probar suerte”.

[Paréntesis seis]
A veces me pregunto, ¿Qué soy para ti? ¿Lo  tendrás claro? ¿Cómo habrá sido en realidad tu estancia por allá? ¿Cómo te haz sentido? ¿Tendrás “planes”/ estoy en ellos/ de qué forma? ¿Qué esperarás de mí? ¿Compartiremos sentires? ¿Sobre tu comentario en España de “el trato y la convivencia próxima”, fue pura diplomacia/ escape rápido/ o fue en serio? ¿Por qué no quisiste coger conmigo? ¿Hay “otras personas”? ¿Qué de todo lo anterior es cierto? ¿Será que estoy en un tipo de esquizofrenia? ¿Será que mi locura terminó hartándote? ¿Será que sólo es el resumen de mi vanidad e insistencia de sólo pensar en mí?

7.      El tiempo/Nuestro tiempo
Me gusta que respetes mis espacios y ritmos; agradezco por esperar a coger cuando y como  lo propuse. Me gusta que seas paciente y estés conmigo. Me gusta cuando lloro y me abrazas. Me gusta amanecer contigo. Me gusta sentirte “con todos mis sentidos”, incluyendo  leerte y escucharte en la distancia. Me gusta que me hagas enojar y me alcances cuando “me pongo los nike”. Me gusta que tus preocupaciones se conviertan mías y las mías tuyas –ja, qué enfermo-. Me gusta cuando me quieres en silencio (como cuando fuiste a buscar retazos de telas para mí). Me gusta que manifiestes tú humor negro –en la mayoría de las veces-. Me gusta que me cuentes historias tuyas. Me gusta que te vistas de rojo, pero que siempre predomine el negro. Me gusta que tus gustos musicales sean tan “incompatibles entre sí” y saber que te pones shampoo extra- alisador. Me gusta que notes que somos diferentes –como la forma en la que recordamos lugares- y otros detalles que me haces saber. Me gusta que digas cosas que no me gustan. Me gusta que me conozcas tanto (aunque eso denote lo predecible que soy). Me gusta que me propongas hacer cosas nuevas (saltar aunque me de miedo, comer puerco aunque odie su olor, comer codorniz aunque me aterre). Me gusta cuando cocinas para mí y cuando me compartes de tu lonche. Me gusta saber detalles de ti. Me gusta tu modo de hacerme reflexionar sobre mis ideas, hasta las “más románticas”. Me gusta conocer de tu “intelecto/sapiencia” académica y literaria. Me gusta que desees mi felicidad y que sobre todas las cosas esté bien. Me gusta tu sensibilización respecto al “medio ambiente” y las formas que existen de vida en general. Me gusta que compartas conmigo tu cepillo de dientes cuando no tengo. Me gusta que te guste 31 minutos. Me gusta que dejes que las cobijas se caigan al piso de mi lado. Me gusta que sepas a qué huelo. Me gusta cuando nos bañamos juntos. Me gusta que sepas que siempre me embarro de comida la ropa. Me gusta haber superado la prueba de cagar cuando estamos en los mismos espacios. Me gusta cuando me platicas cosas que no sé, sin la pretensión de “enseñarme”. Me gusta que seas humilde y sencillo. Me gusta que quieras tanto a tu papá. Me gusta recibir tus regalos –siempre poseen algo muy significativo-.Me gusta cuando alcanzas la coherencia entre lo que dices y haces. Me gusta estar con las personas que más te importan. No me gusta cuando no me dices cosas que afectarán a los dos. No me gusta estar frente a tus conocidos y sentir que sobro en ese lugar. No me gusta que repitas que no te importa y que eres feliz de ser así. No me gusta que seas huraño con mis conocidos. No me gusta la aparente desacreditación que haces a mis “intereses políticos” (aunque luego me digas que te gusta saber que espero un mundo mejor). No me gusta que calles sentimientos y situaciones que no te gustan. No me gusta que no te sujetes en mí, como forma de manifestar tu confianza hacia mi solidaridad/reciprocidad. No me gusta “persuadirte para” que hagas algo. No me gusta la sensación de haber sido despedida de tu cotidianidad. No me gusta hablar mucho y no escuchar como lo haces tú. No me gusta que cedamos cuando no queremos. No me gusta que me olvides. No me gusta tomar decisiones dando por hecho que tú estás de acuerdo; no me gusta pensar o sentir por ti. No me gusta la sensación de pensar que no te conozco mucho. No me gusta que a veces estés triste. No me gusta no ponerme en tu lugar. No me gusta hacer berrinche para llamar tú atención. No me gusta sentirme sola estando contigo. No me gusta fabricar expectativas que no se finquen en nuestra realidad. No me gusta hablar tanto de “nosotros”, sin sentirte de verdad dentro de la categoría. No me gusta que no sepas lo que quieres o que lo sepas muy bien y yo no. No me gusta cuando hablas feo de tu mamá. No me gusta cuando deseas guardar cosas sólo para ti de forma egoísta. No me gusta que le demos importancia a las cosas “ya hasta el final” [...].

Y bueno, esto ha sido producto del tiempo, de nuestro tiempo, de nuestro ritmo. Que disfruto y a veces sufro también.

[Paréntesis siete]
Seguido que salgo de la escuela camino sobre federalismo te recuerdo en nuestros paseítos; seguido que como panes, también.

8.      Un poco más
Chale, esto sí va ser lo más visceral. 

Cómo chingados especulé el viaje a Madrid, en qué chingados basé mis sentimientos, cómo chingados voy a salir de esta. Cómo chingados permití/permitiste/permitimos tanto, cómo chingados te “des-enamoraste”; por qué no me fui a Barcelona, por qué sigo creyendo que te importa. Maldita sea, ¿ya mencioné que maté a María? Alam a veces nos hacemos daño y no sé […] siento que raya entre lo masoquista y en cuanta patología existe. Chingadamadre en ratos también  me emputa. Cómo es que en tus primeros días de por allá sí me recordabas con gusto/¿amor?;cómo es que  me “probaste” publicando el video en el muro de Mitzi. Qué “asco” me doy por no decir todo esto.

De igual forma, híjole, esto también podría ser otra alucinación mía, pero “ya ni pedo”, ya lo estoy escribiendo (ja, amo los gerundios). A veces, cuando reviso mis notas sobre todo eso que alimenta mis esperanzas políticas, pienso en el famoso concepto “impasse”, y siento que todo lo anterior forma parte de un proceso. Un proceso que se vincula con otros procesos nuestros. Que la forma en la que hemos ido resolviendo la vida (REAL, no la que se anuncia en las revistas) es un diálogo abierto a nuestros modos de hacer/sentir/pensar. Que cierto o no, las impresiones que acabo de nombrar, han ido trazando un ruta muy especial, porque ha sido nuestra. Que lo que en apariencia es la historia más miserable del mundo, simplemente es la historia que hemos hecho, lejos de los referentes de los “otros”. Que si a veces me desespero porque no  se parece a lo que antes había experimentado o a lo que puedo advertir de “los demás”, es parte del proceso de estar y no estar contigo; de querernos como hemos querido, y no querernos como también hemos querido. Alam gracias por todo esto que me das. Sinceramente a veces me rebasa de tal manera, que no me “queda de otra”, más que de crecer y creer en que sí es posible. Y bueno, lejos de todas las cosas que me quedan por trabajar en mi persona, quiero decir que tu estancia allá en España fue de las cosas más necesarias para “alcanzar” lo que somos ahora. Yo no quiero “coaccionarte”. Mi voluntad la he depositado en dejar fluir la “incertidumbre” (ó lo todavía no hecho) que colorea y sonoriza mis días. Creo que aún no he permitido dejarme encantar por todos los aspectos positivos que subyacen a nuestra historia, y a lo que somos cada uno. Y tal vez tarde o temprano como lo señalaste en algún momento, veremos nuestras fotos y recrearemos momentos juntos  para sonreír desde dentro, sin preocuparnos, o siquiera recordar todo aquello que desde un principio careció de importancia.
[Paréntesis ocho]

-Nunca olvides que te quiero.

-Tampoco lo olvides tú.