febrero 09, 2011

Mezcala


Uno de mis grandes defectos es hacer las cosas porque alguien más confió en mí, antes que yo… lo sé, suena horrible... fue como me animé hacerla; me gusta mucho, tiene mi sello. Es una bonita mochila cuadrada con flores y detalles azules, una pequeña bolsita al frente en la parte inferior derecha. 

Quedé de salir con Ruth, y estábamos ahí, de vuelta a la tetería, tuvo que terminar en chelas (es casi un hecho juntas) llegué tarde al lugar acordado, por suerte nos encontramos-no tenía celular-, puedo decir que ésta vez fue distinto, empezamos con platicas simplonas, rutinarias, y… me vi por unos instantes en ella, la forma en que lo interpreto: ella es mi amiga y nos sabemos. Nos damos a la tarea de construir en el aire, planes inacabados que van afinándose con el tiempo y resultan reconfortantes. Por primera vez lo dijimos en voz alta, lejos de criticarnos sólo nos dedicamos a escucharnos, externó algunos sentires y emociones, es lo que más valoré de la tarde, por primera vez pude entrar a ese mundo íntimo de ella, porque lo quiso así. Llegó Juan por ella y me acompañaron al tren, recuerdo que en una de esas rachas de humor negro, comencé a reírme de él, me disculpé con un -perdona mi humor negro- a lo que Ruth respondió - eso no es humor negro, eso es ser culera-. Lo amenizamos con una risa larga y seguimos caminado, quedamos en volver a salir dentro de "poco" y me despedí sin voltear.

Era tarde, el profe no me confirmaba nada, y yo estaba haciéndolo todo, menos empacar. Sonó mi celular, era la llamada esperada para irme en unas horas; sin pensarlo dos veces, busqué mi mochila, sí la bonita de flores, y le metí casi todo lo que pensaba llevarme, me senté encima para poder cerrarla y justo a la mitad... el cierre desvió su rumbo unos milímetros... y ¡pas! (segundos después tenía una de las partes del cierre en mi mano), era tan irreal que no podía aceptarlo. 

Abel, uno de los chavos que iba a ir, ofreció prestarme su mochila, no podía, no quería, después de reflexionarlo, llegué a entender que necesitaba respuestas no necedades y encontré una pequeña maleta sustituta.
Mi madre me acompañó donde quede de verme con los demás, y nos dirigimos a esa dichosa asamblea por los derechos indígenas […]

Es de los viajes donde más he aprendido, no sé escribirlo porque ni siquiera lo he asimilado, lo platiqué con dos personas y siento que mis palabras no alcanzan a expresarlo, me siento incapaz de definir mi postura política, con esto quiero decir que no estoy de acuerdo con muchas de les cosas que se trataron ahí, otras me impactaron y no dejan de hacerlo, dan vueltas en mi cabeza, me hacen cuestionarme sobre lo que quiero y hago.
Pd. Gracias a ustedes dos, hicieron mi fin de semana, son grandes, espero volver a verlos.
"y si es miedo el que tienes… ¿por qué debes salir corriendo?"
[…] ojalá pronto pueda escribir un poco más sobre esta experiencia.